Fernanda Mejía: Sobre la destreza.

ADVERTENCIA: Esto sólo es un punto de partida.

 
1. El pensamiento es ilimitado.
2. El pensamiento no está bajo control.
3. El pensar nos hace presentes a nosotros mismos
4. No puede haber verificación definitiva de la verdad o el error del pensamiento subjetivo, de su sinceridad o falsedad.
5. Pensar es algo casi increíblemente despilfarrador.
6. El pensamiento es inmediato sólo para sí mismo.
7. Hay dos procesos que los seres humanos no pueden detener mientras viven: respirar y pensar.
8. No contamos con ninguna manera segura de comprender los pensamientos ajenos.
9. Las funciones corporales y el pensamiento son comunes a la especie.
10. No estamos obligados a pensar “en” esto o aquello. Podemos “pensarlo” de forma inmediata sin interposición.

J) Cómo pienso

¿Cómo pienso cuando pienso? ¿Cómo pienso cuándo no pienso? En este preciso instante, ¿cómo pienso cuando pienso en cómo pienso cuando pienso?

“Pensar/Clasificar”, por ejemplo, me hace pensar en “pensar/calificar”, o bien en “prensa/fiscal”, e incluso en “plastificar”. ¿Eso se llama “pensar”?

R) Utopías

Todas las utopías son deprimentes porque no dejan lugar para el azar, la diferencia, lo “diverso”. Todo está puesto en orden y el orden reina.
Detrás de cada utopía hay siempre un gran diseño taxonómico: un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.

En una era que ha sido calificada como posfordista, en la que lo hecho sobre pedido ha sustituido a lo producido en serie, los únicos bienes que todavía se producen en una línea de ensamblaje (la del sistema educativo) sin saber para quién ni por qué, son los trabajadores, entre ellos los artistas.
En la actualidad, el lugar del artista es el que está afectado por la impropiedad, ya no el objeto que descontextualiza, ni las instalaciones que fabrica con elementos ordinarios. Es el gesto de querer producir una obra “original” lo que transforma a los autores en múltiplos de subjetividades cualesquiera. Pero no sólo nos referimos aquí a los pobres artistas “relacionales”. En las condiciones de producción de subjetividad artística que acabamos de describir, todos somos artistas ready-made y nuestra única esperanza radica en comprenderlo tan pronto como sea posible. Todos somos tan absurdos y estamos tan fuera de lugar como un objeto vulgar, privado de su uso y declarado objeto de arte: subjetividades cualesquiera, supuestamente artísticas. En las condiciones presentes, nos expropian, como a cualquier otro proletariado, el uso de la vida, porque en su mayor parte, el único uso históricamente significativo que podemos hacer de él se reduce a nuestro trabajo artístico.

Sin embargo, el trabajo es sólo una parte de la vida, y dista mucho de ser lo más importante.
¿Será que es un mero problema de destreza?

La estrategia impone y demuestra; el modelo es un sistema dinámico que explora y comparte un conocimiento sistematizándolo de acuerdo a un interés de vida. Ambos tienen que ir a la par. Cuando un artista sólo se concentra en la estrategia satisface una necesidad de impacto inmediato que con el tiempo se desgasta y al final solo demuestra la capacidad de asimilar información sin por ello confirmar un proceso de aprendizaje.

 

Fuentes:
Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento – George Steiner.
Pensar/Clasificar – George Perec.
Artistas Ready-Made y Huelga Humana: algunas aclaraciones – Claire Fontaine.
Escuelas de arte ¿modelos o estrategias? – Entrevista a Guillermo Santamarina en Arte al Día.

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